jueves, 5 de agosto de 2010

NEW BABYLON (Capítulo 1: 1ª parte)

Él movió las manos gracilmente, extendiendo el conjuro a su alrededor. En frente, el espíritu se removia inquieto; se dibujaba la silueta de un joven atemorizado.

-Om, vhjara dharama kiri sowaka, om, vhjara kiri sowaka, om...

En un momento, el rostro desfigurado del ente cambió a uno cálido, sonriente. Parecía tranquilo consigo mismo. El espíritu voló libre hacia el cielo con lágrimas en los ojos. El joven médium lo despidió con un imperceptible movimiento de cabeza, un adiós escueto. Entonces, él se volvió hacia el hombre que tenia detrás.
Parecía asustado y no paraba de aflojarse la corbata.

-Tranquilo. No volverá a molestarle nunca más...

El hombre asintió y suspiró, posiblemente estaba aliviado. Él no era quien para demostrarle abiertamente su desprecio, ya que aquella persona era un importante hombre de negocios. Además, tampoco podía meterse demasiado en la vida de sus clientes, ya que el vivía de eso.

Salió por la puerta hacia el exterior, sin decir nada. Afuera era un día lluvioso de febrero. Recorrió las calles en silencio. Quería caminar un poco, despejar su mente de tanto agobio. El metro hacia rato que no funcionaba porque la lluvia habia inundado la estación, pero parecía que aminoraba el temporal y no le hacia falta un paraguas; con un simple sombrero le bastaba.

Miró hacia el cielo un instante. No puede ser que los recuerdos regresen... Son demasiado dolorosos. Aún así él sonrió tímidamente. Hokuto-chan... todavía estaba muy arraigada en sus pensamientos.

"Hermana... One-san..."

Ojalá las cosas fueran diferentes. Ojalá ella siguiera con él. Ojalá... él...

Movió la cabeza a ambos lados. No era momento de pensar en esas cosas. Debía concentrarse en lo que de verdad importaba. En su trabajo, en su abuela, en... ¿Seishirou? Apretó los puños con fuerza, si no fuera por sus guantes, se habría hecho daño.

"¡No! Él no tiene cabida en mi mente... Todavía no. Hasta que llegue ese día, debería olvidarlo. Por mi propio bien"

Volvió a su apartamento intentando no volver a esas calles del centro de Shibuya a propósito. Allí habia vivido su hermana, Hokuto-chan, en un piso pequeño. Allí tambien había trabajado Seishirou como veterinario.
Abrió la puerta de su casa con gesto cansado y se quitó la gabardina dejándola en el sofá, olvidada. Se dirigió a la cocina. Podría prepararse esa sopa de sobre que había visto en su despensa antes de salir. No tenía mucha hambre, pero algo tendría que comer. Cuando terminó de hacerla, se sentó a la mesa y miró el plato con desgana. Ya nunca más volvería a probar aquellos banquetes que ella le preparaba.

"¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿Dos años?"

Ciertamente, se podría decir que había conseguido llevarlo con resignación. Después de pasar por el shock, se marcó una meta muy clara que pensaba cumplir a toda costa.
Claro que eso no se podía decir de su abuela. ¿Qué fue de aquella mujer fuerte y decidida de antaño? Ahora simplemente parecía una hoja marchita en un jardín mal cuidado. Sus arrugas se pronunciaban cada vez más y no había vuelto a sonreir. Él tampoco. Ya no tenía sentido.

Miró al reloj de pared y vio que ya eran las 21:30.

"Podria darme un baño. ¡Ah, Oba-san* habrá llamado! Miraré el contestador"

Encendió el contestador y se fue hacia el baño. Mientras se desnudaba, podía escuchar las innumerables felicitaciones de cumpleaños por parte de primos que ni siquiera sabía que existian. Finalmente, después de mucho rato, la voz cansada de la abuela resonó en el piso.

"Subaru... Feliz cumpleaños. Ya tienes 18 años y te has convertido en un prodigioso médium. Todos estamos... muy orgullosos de tí. Cuídate"

¿18 años, eh?

"Así que hoy es 19 de febrero..."

Estuvo un rato mirándose al espejo mientras el agua llenaba la bañera. Sus ojos verdes esmeralda se empañaban con el vaoh y su pálida piel parecía casi transparente. Se despeinó con las manos sus cabellos negros y suspiró una última vez.
Entró en el agua y bufó. El agua caliente le vendría bien después de un trabajo como ese. ¿Quién iba a pensar que ese muchacho se suicidaria después de que le despidieran? Bueno, hay que tener en cuenta con quién se estaba acostando. Su propio jefe. Quizás lo habia despechado cuando terminó de pasarlo bien en la cama con el chico.

"Si aún queda gente así, Seishirou-san tendrá trabajo..."

De repente, la voz chillona de Akuma-san, su cliente, lo distrajo de la ensoñación.

"¿Qué querrá ahora?" -se dijo Subaru mientras jugaba con sus manos en el agua. El mensaje comenzó a sonar:

"¿Sumeragi-san? Perdone que le llame a estas horas... Pero parece que se ha llevado algo con usted que me pertenece. Es una agenda de color rojo de piel. Si... si pudiera devolvermela..."

En ese instante, Subaru cortó el mensaje. Se había atado una toalla a su cintura rápidamente antes de salir del baño. Se quedó atónito cuando escuchó el mensaje de Akuma-san. ¿Qué se habia llevado una agenda roja? Eso no podía ser...

"Lo habría visto... Es de un color muy vistoso"

Se fue a su habitación con prisa y cogió su bolsa. La vació encima de la cama y...

"No puede ser..."

¡Realmente la agenda estaba allí! La cogió en sus manos y la inspeccionó como si no hubiera visto una agenda antes. Tal vez... con el descuido y las prisas, la habría cogido sin querer.

"Mañana la devolveré... aunque no tengo muchas ganas de volver a ver a ese tipo"

Subaru dejó la agenda en su mesilla y se puso un pijama mientras encendía el televisor de su cuarto. No había muchas cosas interesantes hoy en las noticias, así que se iría a dormir lo antes posible.
Previamente habia hecho el entrenamiento que corresponde antes de un trabajo, solo para estar seguros. Esperaba que cuando se hiciera más mayor no tuviera que seguir haciendolo, en verdad el entrenamiento lo dejaba agotado.

Se tiró encima de la cama y pensó, por última vez en el día, en su hermana Hokuto. Sonrió con desgana ante la visión de ella brincando alegremente por la ciudad en compañía de...

"Seishirou-san..."

Cerró los ojos con fuerza y apretó la mandibula. Suspiró y se levantó de la cama, dispuesto a dormir. Sus ojos se posaron en la agenda de Akuma-san de nuevo. Sintió... curiosidad por saber qué tendría en ella una persona como ese hombre. Se mordió el labio inferior y miró a su alrededor, como cerciorándose de que no habia nadie cuando en realidad estaba solo.

Cogió la agenda y se sentó con ella en el regazo. Pasó los dedos por las páginas. Era bastante abultada...
La abrió y se quedó sorprendido al ver tantos nombres, números de teléfono y direcciones en ella. Tambien habia varias fotos... Miró una de una chica, de su misma edad más o menos... semi desnuda en una pose un tanto... provocativa.
Subaru sintió las mejillas enrojecer. Esa agenda era... una agenda de contáctos sexuales. ¿Y Akuma habia tenido sexo con todas estas personas?
Rápidamente la cerró. Ya era suficiente para su timidez. La dejó en la mesilla de nuevo pero un papel se cayó. Lo recogió del suelo y se quedó petrificado.

En ella, habia un hombre moreno semi acostado en un sofá con la mano derecha en su mejilla, sonriendo tiernamente con unas gafas puestas. Y ese hombre era...

"Seishirou-san está... ¡Desnudo!"

Sus mejillas volvieron a arder, pero esta vez mucho más que antes. ¿Era posible que Seishirou...?
Pasó los dedos por la foto, pestañeando cada vez más rápido. No... Esa foto ¿era real?

Miró la foto por detrás y vio un único nombre en ella:

NEW BABYLON

------------------

*Oba-san: Abuela en japonés.
*Onee-san: Hermana en japonés.

-------------------

No hay comentarios:

Publicar un comentario